Un 8 de septiembre de 1978 Quito fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. La dinamia de esta ciudad es su esencia innata, conformada por las representaciones de sus habitantes, imaginarios construidos en base a sus antecesores.
Esta exposición incorpora diversas voces que conforman la ciudad en su largo trayecto por la historia, la memoria viva del pasado ancestral, el legado colonial y republicano, que ha dejado huellas imborrables en la cultura material e inmaterial de nuestra ciudad; además las dinámicas urbanas del presente inmediato, que sobrevuela expresiones artísticas en forma fragmentada y parcial.
El difícil reto de abordar la ciudad de Quito inicia desde el territorio andino que habita, es por eso que varios artistas cuentan la transformación de la ciudad a través de varios soportes. La ciudad se fracturó en un norte y en un sur dispares, determinada por el crecimiento fragmentado y fuertemente atravesada por los contrastes que caracterizan la vida de toda ciudad en América Latina.
Uno de los espacios hace un justo reconocimiento a aquellos hombres y mujeres encargados en construir, abastecer y edificar la ciudad, cuyos conocimientos y destrezas permitieron la construcción de la ciudad.
La Sala III devela algunas de las prácticas que han permitido la permanencia y vitalidad del patrimonio inmaterial de la ciudad, a través de estrategias de supervivencia imaginadas por comerciantes y artesanos. Estrategias explicada a través de mapas, objetos y los relatos de Rocío Carrión, Rosario Chiliguano, Enma Lagla, Luz Zambrano y Patricia Pavón. Las investigaciones que soportan esta parte de la exposición fueron desarrolladas entre 2010 y 2015 por Gescultura (Leonardo Zaldumbide, Santiago Recalde, Monserrate Gómez, Abel Ramírez, Daniel Rivera, Paola de la Vega y Lorena Pantoja).
La última Sala muestra otra mirada de la ciudad a través de propuestas de las artes visuales y expresiones contemporáneas, que desde las temáticas del género, la re-significación y deconstrucción de símbolos patrios, desde lo popular, la música y el grafiti, el trajinar cotidiano en la ciudad y la vida política, presentan una multiplicidad de manifestaciones que reflejan la diversidad y amplificación de las prácticas culturales de nuestra ciudad.
