Autor:
Fabián Paocarina Albuja
Museo Camilo Egas

La reapertura del Museo Camilo Egas tras el cierre temporal debido a la intensificación de la cuarentena por causa de la Pandemia y crisis del COVID 19, «primera etapa de marzo a octubre 2020», se dio paso, aplicando el protocolo aprobado por parte del Estado; cuyo momento surgió con gran emoción para el equipo técnico al retomar la actividad, que aunque de forma parcial, vio la luz y el umbral de esperanza abrirse hacia nuevos tiempos y realidades aspiradas de superación ante esta dura prueba para la humanidad.

Parafraseando el lema del Día Internacional de los museos 2021, ahora toca ver el futuro, imaginando y recuperando… la vitalidad, entre otros aspectos cruciales, potenciando la proyección dentro y fuera del territorio, en lo virtual con las TICs y en lo presencial, el intercambio cultural, o interculturalidad como catalizador de paz entre los pueblos, haciendo de la alteridad la mejor estrategia de buen entendimiento y conexión internacional que inserte al país en los procesos de desarrollo sostenido, propuesto por los ODS y acuerdo de París (DIM,
2021).

Es así que la reapertura de las visitas presenciales renovaron la atención sobre la percepción del público que transita por el área, dando  descubrimiento a e

 

ste espacio museal pequeño (420 m2) que se encuentra enclavado en una casa esquinera del Centro Histórico de Quito, expresado por los visitantes como un hallazgo sorprendente, una cajita de sorpresas cultural: Los museos tienen la magia de integrar razón y emoción, de allí su importancia de la función cultural y el rol en la sociedad y nuevo tiempo.

La aventura de descubrir el Museo Camilo Egas, lleva al visitante del país a acercarse hacia una especie de espejo en que se plantea la identidad nacional, y al turista a maravillarse de la diversidad, tanto de la historia y del presente del país. Estas distintas miradas, de unos y otros hacia adentro y afuera tienen por vínculo el sentido de la alteridad respecto a la otredad, y como este puede ser un medio de transformación social, cuando se da en términos de iguales, diversos; no el otro: Alius o diferente e inferior a mí, sino el alter: mi otro yo (Cabrero, 2008). Alcanzar este entendimiento es una aspiración de la gestión intercultural.

Los Museos que tenemos la coyuntura de estar ubicados en un inmueble y zona declarada patrimonial como es el caso de Quito, dado por la UNESCO en 1978, y cuyo acceso se facilita, en parte por transporte y principalmente caminando, atraemos este interés y conexión entre estos dos públicos: el local y el internacional, con motivaciones distintas.

Así el Museo Camilo Egas, encaja en el circuito de la calle Venezuela, que articula dos hitos del C.H.Q., la Basílica, la Plaza grande, hacia el Panecillo, ofreciendo una oferta que articula el patrimonio tangible e intangible local, la historia y lo actual. El museo brinda una experiencia de contenido que aborda disciplinas variadas como son las artes, la historiología, antropología, arqueología, sociología, filosofía, entre otras.

El público nacional, accede con la colección expuesta de Camilo Egas, a sus etapas, que arrancan con el indigenismo, y las variaciones del estilo, cuyo lenguaje e impronta expresiva tiene latencia telúrica, sea en los colores: tierras, grises; modo compositivo y semiótico que evoca la cultura ecuatoriana, una especie de «recorderis» sobre el tema, relativizado en lo social, pero latente en la subjetividad individual: la identidad, ¿quiénes somos en torno a nosotros y frente a otros? «El juego» de las semejanzas y diferencias ¿cuánto tenemos de la cultura ancestral, mestizaje, y que representa para nosotros?, si lo vemos desde una visión horizontal como riqueza o vertical cuando discriminamos, estereotipamos y encasillamos con la pobreza, lo subalterno, excluyente…

Resulta gravitante las «obras maestras» indigenistas de Egas, estas tienen un efecto que cautiva y dispone a la personas a receptar un mensaje positivo en torno a la diversidad y construcción de la identidad local, temática que el artista transitará a la protesta con su migración a N.Y. en 1926, simbolizada en el trabajador de campo y ciudad, su condición y procesos de lucha en torno a los derechos, conectando la reflexión sobre la realidad internacional del siglo XX, las hegemonía del imperialismo y guerras mundiales, marco en el que las tendencias de las artes visuales van transformando su lenguaje moderno a vanguardista, los Ismos o metamorfosis de la plástica, del realismo hacia la síntesis abstracta subjetiva. Este contexto histórico, entretelones y matices que recuerdan a los visitantes locales e internacionales que compartimos un mundo redondo, con sus paradigmas, lleva al público por los tiempos críticos globales del siglo XX, lo social- artístico interconectado. Es un repaso de la historia del arte, también la apreciación artística del movimiento local e externo con el referente Egas.

Por otro lado el público internacional, motivado por la cultura y posibilidad de aprendizaje experiencial en otras realidades, encuentra en la obra de Egas, pistas de la identidad del país y Latinoamérica, la diversidad cultural de los pueblos y nacionalidades del Ecuador, el mestizaje permanente, más allá de la visión exotista, folclorista, Egas con su lenguaje simbólico y talento compositivo, introduce en su obra visiones andinas sobre la riqueza cultural local, que encanta, asociado con lo propio del país, lo auténtico, pero también con la visión de un artista viajero que se vinculó con la cultura moderna internacional, insertando pautas de «otro modernismo»: el latinoamericano, que será tarea del espectador… develar.

El nexo entre los visitantes de adentro y afuera, se suscita también con el respaldo del equipo educativo del museo: la mediación y programación, sus actividades culturales abiertas a todo público que procuran identificar e incorporar sus necesidades. La mediación con los públicos nacionales aplica el método constructivista, asimilando sus percepciones y aportes, como participantes activos.

En el caso de los públicos externos es valiosa la labor de los las operadoras de turismo, emprendimientos independientes que cooperan junto con el museo para vincular el guión museológico cultural con el turístico. Fernando Gualoto, Guía Nacional de Turismo, nos comparte su experiencia de la siguiente forma: “La conservación del indigenismo ecuatoriano a través de las obras expuestas es una manera de poder acercar y crear este vínculo entre el turista y años de evolución [hibridación] cultural; que nos ha permitido exponer de forma más didáctica el vivir del indígena entre algunas de sus tradiciones, y al mismo tiempo crear un lugar en donde no predomina la exposición del mediador sino que se va convirtiendo en un debate, comparaciones que los mismos turistas se van formando, encontrando semejanzas pero también diferencias marcadas entre los pueblos indígenas a lo largo de los Andes, todo esto se ve reflejado en la curiosidad que presentan al querer conocer el significado de palabras, símbolos, paisajes y colores que se observan en las pinturas, y finalmente entendiendo que Quito no se caracteriza por ser solo una ciudad colonial, sino una ciudad que está en constante cambio, con un sincretismo que muchas de las veces pasa desapercibido, pero que día a día lo vamos descubriendo, y por eso con alegría podemos decirles a los turistas que nos sentimos orgullosos de demostrar que tenemos raíces indígenas.”

La turista Michelle Hoffman, de 34 años, de los Estados Unidos, comenta: “I was surprised to know the architectural style and the decoration when you are inside the museum, but the biggest surprise was understand a part of the history of the indigenous through their paintings, I couldn´t that in a small country there were so many groups, different languages with unique characteristics and customs, thanks to the paintings and the stories, allowed me to have a clear idea of the beautiful country that I was able to reach, the truth is that I didn´t expect to much from a small country but now I am taking this great memory and really wanting to be able to return and learn more about this beautiful place”.

“Me sorprendió conocer el estilo arquitectónico y adecuación cuando estás dentro del museo, pero la mayor sorpresa fue entender una parte de la historia de los pueblos indígenas a través de sus pinturas, no podía creer que en un país pequeño hubiera tantos grupos, diferentes idiomas con características y costumbres únicas. Gracias a las pinturas y las historias, me permitieron tener una idea clara del hermoso país al que se puede llegar, la verdad es que no me esperaba de un país pequeño de extensión, pero ahora me llevo este gran recuerdo y tengo muchas ganas de poder regresar y conocer más sobre este hermoso lugar”

De esta forma, cautivar, atraer a estos públicos con este mundo de sentidos mediante el arte de Egas y las exposiciones temporales, resulta una experiencia única. Son: Museos, Turismo, Ciudad, entes de gestión que deben caminar interrelacionados, para fomentar el atractivo y valor agregado local, construir territorios creativos, que incrementen los intercambios interculturales de los ciudadanos del mundo, abiertos al cambio y medio densificador de sus relaciones sociales; como lo señala François Ascher: “el urbanismo debe producir lugares, momentos y situaciones favorables a la serendipity” (Kreanta, 2018), aquella «serendipia», descubrimiento o hallazgo afortunado, valioso e inesperado, que puede resultar de los museos y la vitalidad de los actores culturales en los espacios públicos, y que dinamizan la cultura local, la economía y turismo naranja (Buitrago, Márquez, 2013): cultural y creativo, cualificando la experiencia urbana, contribuyendo a la marca ciudad-país dentro y fuera del mismo; imán clave que atrae a estas tierras mágicas.

• Cabrero, Ferran. (2008). Diversidad, pluralismo e interculturalidad. Escuela virtual. PNUD.
• Borja, Jordi. (2018). El urbanismo de las ciudades creativas: entre el azar y la necesidad. Visiones azar, ciudad, ciudadanía, conocimiento, creatividad, espacio, nueva economía, serendipity. Número 1.
• Buitrago P.F. & Duque Márquez I. (2013). La economía naranja: una oportunidad infinita. Washington: Banco Interamericano de Desarrollo.